Una tala sin precedentes ha acabado con la vida de cinco enormes ejemplares de álamo en el acceso a la Playa de Ribeira, en el ayuntamiento de Miño.
Sin que hubiera razones técnicas para la eliminación de estos ejemplares, el Ayuntamiento, liderado por el alcalde Manuel Faraldo, ha ordenado una actuación a todas luces desproporcionada que ha dejado sin cobertura vegetal a una zona natural de gran interés....+
El afán arboricida del munícipe miñense se encastra en una amplia tradición extendida por desgracia en la geografía gallega, a lo largo y ancho de la cual se han producido atentados de similar o parecida envergadura criminal. Cabe recordar la desfeita protagonizada hace ya muchos años en Baralla, donde otro “ejemplar” alcalde liquidó con nocturnidad y alevosía todos los centenarios castaños de la plaza mayor, dejándola hecha un solar.
También cabe recordar la “limpieza” protagonizada en Teixeiro por el líder popular Luis Novo, que de la nocha a la mañana arrampló con todo el arbolado de la plaza del pueblo, para convertirlo en un ejemplo de cemento y modernidad.
El alcalde de Miño pasa desde ahora a formar parte de la galería de personajes ilustres de la criminalidad ambiental, gracias a sus esfuerzos en superar a sus anteriores rivales en este peculiar ranking de garimpeiros sin causa. Es triste que en galicia tengamos que soportar a este cuadrilla de botarates, que hacen de su capa un sayo y de su ayuntamiento un cortijo particular.
Faraldo debe explicar inmediatamente este criminal atentado ambiental y aportar todos los informes botánicos de que disponga para justificarlo. A no ser que la causa de este oprobio sea únicamente darle vistas al mar a algún vecino colega o familiar de la zona afectada.